Las glándulas sebáceas están siempre conectadas con los folículos pilosos. Producen una secreción rica en lípidos conocida como sebo en la superficie de la piel que, conjuntamente con otros lípidos epidérmicos, forma la película hidrolipídica que protege la superficie de la piel y fomenta la producción de cabello sano. Lee más en estructura de la piel.
El cabello sano es un indicador de nuestra salud global y, lo mismo que la piel facial, se vincula estrechamente a cómo nos percibimos; de ahí el dicho de "día de buen cabello" y "día de mal cabello". El cabello que vemos sobre nuestras cabezas es el tallo, mientras que debajo de la superficie de la piel están las raíces pilosas, embutidas en los folículos pilosos. Estos folículos, compuestos de tejido conectivo en la capa dérmica de la piel, nutren el cabello y contribuyen a su crecimiento.
El incremento del número de folículos y glándulas en nuestro cuero cabelludo, en combinación con el hecho de que presenta su propia flora cutánea específica, hace que nuestros cueros cabelludos sean especialmente vulnerables a ciertos trastornos cutáneos. Es importante proporcionar a nuestro cuero cabelludo un cuidado suave específico con objeto de fomentar la producción de cabello sano y nuestra salud y bienestar generales.